jueves, 19 de marzo de 2009

El valor del vencido es la gloria del vencedor.

En las "Lanzas"(1634-1635), Velázquez sitúa en el primer plano de su famoso cuadro, la relación personal y amable entre Justino de Nassau y el general de origen Genovés Ambrosio de Spínola, comandantes rivales, que por diez meses se han enfrentado, en el sitio de Breda. El gobernador de Breda, Justino decide por falta de víveres entregar la fortaleza al capitán general de Flandes Spínola. El general Genovés trato caballerosamente al derrotado Nassau: no permitió que se inclinara y humillara al entregarlo las llaves de la ciudad, autorizo a que su esposa saliese en una carroza y no obligo a la guarnición de 7000 soldados a entregar las armas y quedarse con sus estándares. Definitivamente Spínola les dispenso condiciones extremadamente generosas para la época. Velázquez logra centrar su atención en el humano comportamiento en plena guerra y la generosidad del vencedor.


Pedro Calderón de la Barca en 1625, presento en los teatros de Madrid una obra que trataba sobre el sitio de Breda, pone en la boca del general en jefe de los tercios de Flandes, una frase orgullosa y modesta a la vez, una palabras que se convertirán en proverbio:
“El valor del vencido es la gloria del vencedor”
El centro de la composición es la modesta llave que Justino de Nassau entrega a Ambrosio de Spinola, quien es uno de los más destacados servidores de la monarquía española durante la guerra de los Treinta Años. Engalanado con una armadura negra con incrustaciones doradas, impide que se arrodille Justino y le dirige una sonrisa afable y comprensiva, le pone la mano al hombro, al parecer sin atender al gesto humillante de la entrega de las llaves.

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