viernes, 26 de noviembre de 2010

Ya viene de la guerra.

En la página de facebook de la editorial critica colgué el comentario que me alegraba ver varias traducciones de libros dedicados a los conflictos en Irak y Afganistán, el trabajo de Dexter Filkins, "la guerra eterna", es un libro que tenía que ser traducido, cuando lei la versión original en ingles, me encanto la forma en que está escrito, muy sincero y directo, pleno y llano, duro y rudo, asi que me alegre mucho ver la traducción, después Soldados a caballo de Doug Stanton(que estoy leyendo este mes) sobre las operaciones de la tropas especiales de Estados Unidos en los primeros meses de la guerra contra el terrorismo en Afganistán, toda una odisea logística que logro su objetivo en tan poco tiempo, derrotar a todo un ejército en algunos meses con cargas de caballería, bombas dirigidas y mucho valor de parte de los miembros del 5to grupo de fuerzas especiales. Hace poco se lanzo los buenos soldados de David Finkel, que tengo la edición en ingles y espero leerlo en el 2011, ahora me han notificado que en Marzo del 2011 saldrá a la venta en Europa el libro de Sebastian Junger, WAR, otro libro sobre el conflicto pero escrito con mucha pasión, retratando lo que es la guerra, el infierno pero demostrando como los soldados logran forjar lazos fuertes con sus compañeros, porque al final los soldados lucha por el tipo que tienes al lado, no lo quieres decepcionar y haces tu mejor esfuerzo para que los que te cuidad la espalda también pongan todas sus fuerzas por defender tu espalda.



El autor de este libro también filmo un documental sobre una unidad del ejercito de estados unidos que tiene que defender una colina en un territorio controlado por los talibanes, el documental "RESTREPO",tiene varias nominaciones y muy buenas críticas, hasta ahora solo he podido ver un versión corta en el canal de National Geography que no le hace justicia al documental de mas de 90 minutos, la versión que he visto solo es de 45 minutos, imagino que pierde una buena parte de su contenido, en algún momento tendremos que ver el documental completo. El nombre de RESTREPO es el de un medico que murio durante un combate contra insurgentes talibanes en la zona. A continuación un avance del documental y otro video donde el autor habla sobre el libro y su experiencia de vivir y en algunos momentos casi luchar al lado de los soldados en la colina RESTREPO por un año.


Trailer del documental Restrepo





jueves, 25 de noviembre de 2010

Los mejores reportajes sobre crimenes en Estados Unidos


The best American Crime reporting 2009, es un libro lleno de artículos sobre crímenes, asesinatos, robos, estafas, biografías de asesinos, juicios con temas raciales, robos de cuerpos, teorías conspirativas sobre la muerte de Kennedy, homicidios, desfalcos y uno de los articulos más interesantes hace un análisis sobre la violencia, el crimen y los movimientos de pobres de los centros de las grandes ciudades en Estados Unidos, este termina siendo uno de los artículos mejores escritos y más completos, la autora Hanna Rosin,(American murder Mystery) hace un análisis sobre como los alcaldes decidieron limpiar el centro de la ciudades de barrios pobres llenos de criminales para mandarlos a vivir a los suburbios llevándose el problema del crimen fuera de la ciudades pero dejándoles la carga de lidiar con la pobreza y la criminalidad a ciudades pequeñas que no tiene suficientes presupuesto para la gran cantidad de asesinatos, pandillas y drogas que llegan a estos lugares. Hay artículos chistosos como el del uso de Armas no letales de parte de la policía de Los Ángeles para tratar de evitar la gran cantidad de demandas millonarias en busca de compensación por el uso desmedido de fuerzas, la búsqueda del arma milagrosa que logre detener al agresor o malhechor sin que este reciba u golpe fatal y pueda ser detenido sin mayor fuerza, ni lesiones duraderas es un problema que tiene muy ocupada y preocupado a las fuerzas de seguridad pública no solo de los Angeles sino de todos los Estados Unidos. Pero como hay artículos que te sacaran una sonrisa hay artículos macabros, “Body Snatcher” de Dan P. Lee, es uno de estos, una pandilla de médicos, cirujanos o simples ladrones se dan la tarea de robar cuerpos, cortarlos y casi descuartizarlos para sustraer tejidos para venderlos a compañías que los trasplantan en pacientes que están en una inmensa lista de espera, el problema no está en la venta ni en el trasplante, sino en la gran cantidad de tejidos infectados con VIH, hepatitis y otras enfermedades que por la falta de un sistema adecuado no pasan una revisión exhaustiva y terminan en los hospitales. Casos raros como el del escritor polaco que fue enjuiciado por el asesinato de un empresario después que la policía descubrió que en el libro del escritor se describía con detalle un asesinato de la misma manera en que fue muerto el empresario (True crimen por David Grann) y la del doctor que atendió al presidente Kennedy el día de su muerte y pocos días después atendió a su presunto homicida Oswald en el mismo hospital.(Michael J Mooney, “the day Kennedy died”). No recuerdo un artículo que no me enganchara o llamara mi atención, cada uno despierta cierto interés, si te gustan las novelas de crímenes y misterio o eres de eso que buscan una buena lectura sobre crímenes reales este libro te dar una buena dosis de lo que buscas, es fácil de leer, lástima que solo se encuentra en ingles, pero los casos no se limitan a estados Unidos, escritos de una manera simple y directa el editor a sabido escoger lo mejor de los reportaje de crímenes de año 2009, hay toda una serie desde 2000, ahora me he conseguido el del año 2006 editado por el escritor de novelas negras James Ellroy, veremos si sabe escoger bien. Todos los articulos pueden ser encontrado en linea.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Philippe Bourgois en Harlem

Durante cuatro años este antropólogo convivió con vendedores de crack de Harlem y retrató sus vidas. Más allá de las drogas, interpretó los vínculos que genera la pobreza y las relaciones entre hombres y mujeres. Padeció la desconfianza, tanto de la policía como la del mundo del crack de El Barrio.

Por HECTOR PAVON
Nueva York, años ochenta, con Ronald Reagan presidente, la maquinaria productora de divisas y de pobres funciona perfectamente en el corazón del imperio. Un barrio de Harlem es el escenario elegido por un joven antropólogo para su trabajo etnográfico: pobres, portorriqueños y adictos, las tres identidades conviven tensamente en el perfil a estudiar. Philippe Bourgois llega a “El barrio” y se instala con su mujer e hijo, es “blanquito” pero lo aceptan rápidamente. Allí comienza una experiencia que dura cuatro años en contacto permanente con los vendedores de crack y con las miserias personales de sus vidas segregadas y paupérrimas.

En busca de respeto (Siglo XXI) es el resultado de esa vivencia profunda e inolvidable. Lo presentó en Buenos Aires recientemente.

¿Qué significa el título de su libro “En busca de respeto”? Mi idea es que la problemática de la industria del crack, de los jóvenes que se lanzan a la calle a buscar dinero es para hacerse la vida y, en el contexto de Estados Unidos, es buscar el sueño americano. Y cuando uno no lo logra, como inmigrante, se siente destrozado; porque creía que todo el mundo entraba pobre y salía rico. Ese es el argumento de por qué hay tanta violencia y entrega a la economía del crack: están desesperados buscando el sueño americano. Y si no lo logran, no sienten autorrespeto ni dignidad. Es malo ser pobre en cualquier país, pero en Estados Unidos es realmente un insulto que duele porque la riqueza está ahí.

¿Qué tan distinto es un pobre de Harlem al de otro lugar de Estados Unidos? Harlem era el barrio más pobre en la ciudad más rica de Estados Unidos. Nueva York no es cualquier ciudad, es el centro financiero del mundo. Ser pobre en ese ambiente, donde se juegan las altas finanzas, es diferente a serlo en cualquier otra ciudad más mediocre, donde la pobreza está más repartida. Ellos ven pasar a los vaqueros en sus carros yéndose a las playas más caras de Estados Unidos por la autopista que pasa sobre sus cabezas.

En su libro dice que la antropología puede ser un foco de resistencia. ¿Qué implica esa idea? Los antropólogos investigamos sobre temas urgentes, que tienen vigencia con los problemas actuales, pero que al mismo tiempo impliquen un análisis serio. Es decir, no es propaganda política, pero es un análisis de las contradicciones centrales de los problemas que enfrentan nuestras sociedades. Para mí este tema del fenómeno del gueto segregado es una de las contradicciones y una de las desigualdades más tajantes de mi país, que realmente no deberíamos tomarlo como normal, es algo que se debería cambiar. Esos barrios se mantienen un poco invisibles; la gente tiene miedo de entrar en esos lugares y no se atreven a saber más de la situación.

Cita a una colega, Laura Naders, que dice que es peligroso cuidar a los pobres porque lo que se diga puede ser usado en su contra, ¿qué significa? Esta frase es importante, porque en antropología hemos tendido a estudiar lo exótico, los pobres, los que no tienen poder. Y en cierto modo hemos dejado a un lado las relaciones de poder que crean los pobres, que construyen la situación que enfrentan. Lo importante es entender cómo las fuerzas mayores estructuran la pobreza y activan la experiencia íntima de uno. Entonces, sí, la etnografía es una metodología donde hay cierto peligro de perderse en el fenómeno alrededor de uno porque es difícil ver la historia; cuando uno está en interacción con alguien pierde de vista las fuerzas mayores que hacen que esta persona actúe de esta manera. Es difícil ver las fuerzas sociales.

¿Cómo fue insertarse ahí en el barrio, y además, en pareja y con un hijo? Bueno, eso es el misterio norteamericano de las barreras de lo que yo llamo la segregación, el apartheid. Hay un mito que dice que es imposible para un blanco vivir en esos barrios. Cuando yo le decía a la gente que iba a hacer ese trabajo, y aun viviendo ahí, me decían que estaba loco. Y en realidad, fue muy lindo, de cierto modo. Es cierto que hay mucha violencia en el barrio, pero la violencia está en contra de todos los que están ahí, es una violencia que existe por la pobreza y por la droga que circulaba en ese tiempo y por la lucha por los puntos de venta. Pero una vez que yo viví ahí, me sentí muy bienvenido: “Hey, blanquito, ven pa’cá, quiero hablar contigo”. Es decir, yo era alguien exótico. El milagro de la etnografía es que si uno trata con respeto a la gente alrededor de uno, normalmente reacciona bien. Lo importante es hacerlo paulatinamente, es decir, no entrar como un invasor que hace las entrevistas rápido y sale. Por eso es que alquilé un apartamento y viví ahí con mi familia. Al principio, andaba con mi hijo de seis meses, y así yo parecía normal para los vecinos: era un papá con su niño; no era un loco, no era un policía, no era un drogadicto, nada, era un papá con su niño, y eso me normalizó . Pero, al principio es cierto que la gente pensaba que yo era, o policía, o drogadicto, o las dos cosas. Y cuando yo iba a una esquina donde la gente no me conocía, literalmente la gente huía; se iban silbando y se decían, en la jerga de la calle, 5-0 , que es policía, y la gente corría. Entonces, me deprimía, sentía que tenía una enfermedad que hacía que la gente huyera de mí. Pero con el tiempo la gente se aburría de tener miedo y me integraron a la vida diaria.

¿Cuánto tiempo pasó hasta que sintió que ya estaba insertado en el barrio para investigar? Yo viví ahí unos meses antes de empezar realmente el trabajo; estaba terminando mi tesis de doctorado sobre otro tema. Solía sentarme en la escalera frente a mi apartamento, para relajarme, porque cuando uno está escribiendo su tesis de doctorado, busca cualquier excusa para no escribirla. Entonces, yo me animaba a hablar con cualquier persona por horas en lugar de volver a trabajar a mi apartamento. Creo que pasaron más de tres meses antes de empezar a tomar notas de campo en mi propio barrio. Y ya tenía muchas amistades.

¿Nunca pensó que debía poner algún tipo de límite, distancia a las relaciones? Siempre hay una contradicción en la etnografía, porque uno hace relaciones de amistad y confianza, para tener mejores datos. En realidad, son sólo algunas las personas que uno quiere. Pero se está haciendo amistad con todos, para poder acceder a ellos. Entonces, uno se siente un poco confundido, a veces, porque quiere ser honesto pero tiene que hablar con gente por la cual uno no tiene respeto. Por ejemplo, en ese libro, uno se da cuenta de que el que era mi buen amigo era Primo, y lo sigue siendo actualmente. Mientras que el que trabajaba para Primo, su mano derecha, César, era violento. Y tenía que pasar horas y horas con César, pero no le tenía confianza, es decir, me daba miedo pero yo respetaba el hecho de que era inteligente. Es decir, su manera de hablar es bastante poética, y de hecho es artista de rap, muy bueno. En ese sentido la etnografía tiene contradicciones de ética.

Así como algunos pensaban que era policía, ¿no ocurrió lo contrario? ¿No sospechaban que era un dealer o un consumidor? Sí. Es un gran problema, de hecho, ser blanco en el gueto en Estados Unidos porque, por una parte, los vendedores creen que uno es policía y, por la otra, la policía cree que uno es drogadicto. Varias veces me agarró la policía. Y en una ocasión, cometí el error de tratar de explicarle al policía que yo era un antropólogo estudiando la pobreza. Y el policía creía que yo era un drogadicto burlándome de él. Y casi, casi me pega. Y me metieron en un bus y me obligaron a salir del barrio. “Vete a un barrio blanco a comprar tus drogas”, me dijeron. Y después de eso conseguí una cédula de identidad con la dirección de mi apartamento. Cuando la policía me paraba, yo les demostraba que vivía ahí y limitaba la conversación porque no quería que luego investigaran a la gente a quienes estaba entrevistando. Entonces, tuve que mantenerme lo más lejos que podía. Pero fueron docenas de veces, por lo menos, en más o menos cinco años, en las que la policía me paró pidiéndome papeles y preguntándome “por qué vives aquí”. Ahora estoy trabajando en Filadelfia, también en un barrio portorriqueño. Hace poco, unos policías, sin pedir nada, me tumbaron al piso, me esposaron con mi cara en el cemento, y me patearon, rompiéndome las costillas y luego poniéndome en la cárcel por dieciocho horas.

Y ahora, ¿cómo hace para trabajar tranquilo? Mi abogado dijo que yo podía poner una demanda, pero preferí pedir una carta del jefe de la policía diciendo que no soy drogadicto. Él me ha dado esa carta, muy bonita que cuido de no perder porque tengo mucho miedo a la policía. Claro que eso no me evita ser golpeado, pero por lo menos no me van a llevar dieciocho horas a la cárcel.

¿Cuánto cambió su hipótesis inicial de trabajo en Harlem ? Cuando empecé, pensaba que la droga iba a ser sólo un tema, la palabra crack ni siquiera existía. Yo pensaba estudiar los métodos de supervivencia en la economía paralela, cómo sobrevivía la gente con trabajitos en negro. Y de repente, surgió el crack, y eso realmente dominó la economía ilegal por cinco años. Tenía que cambiar mi enfoque a estudiar, el crack, porque eso surgió como el empleador mayor de los jóvenes del barrio. Eso fue al principio. Luego, surgió el tema de las relaciones entre hombres y mujeres. Al principio pensaba que iba a enfocar cómo buscan dinero y cómo están excluidos del mercado legal y cómo buscan, entonces, el respeto y el dinero en el trabajo del crack. Luego surgió que ellos querían hablarme de sus problemas de amores, de violencia en la pareja, de los padres. Así surgió la segunda parte del libro sobre esas cuestiones de los cambios en las relaciones de poder entre hombres y mujeres en la familia.

¿Hoy sigue igual El barrio? El crack sigue, pero no es bien visto. Entonces, la juventud, cuando usa crack, se esconde. Y eso es una cosa buena. Es decir, cuando uno ve un lugar donde hay gente fumando crack, la edad va de 30 a 50 años. Uno no ve muchachos de 18, 20 años fumar crack.

¿Los consumidores de crack podían pensarse a sí mismos en el futuro? Por eso el crack ha disminuido un poco, porque es muy difícil vivir con crack mucho tiempo. Hay gente que lo logra, pero la mayoría que fuma crack adelgaza muy rápido y empieza a hacerlo muy crónicamente; no logra controlarlo y pierde el apetito, y se pone muy nervioso y pierde el deseo de dormir. Hay quienes lo fuman sin dormir por tres días y luego, pum, caen y duermen 48 horas. Y lo vuelven a hacer por tres, cuatro días. Los que hacen eso pierden demasiado peso y se vuelven medio locos, les produce paranoia, y creo que es por no dormir. Alucinan que hay animales que los muerden, ratas que los persiguen y tienen miedo de todo. Es realmente feo ver eso, y la gente mirando eso, lo ve así. Y la misma gente fumándolo se da cuenta de que es así, en cierto modo. La heroína también tiene ese efecto físico por el que uno se vuelve adicto dependiente; después de una semana de utilizarla, uno se enferma si no la tiene. Las tasas de mortalidad entre los que toman heroína son muy altas. Cuando uno analiza las epidemias por consumo de droga, uno se da cuenta de que las drogas que son más violentas, como el crack, tienen olas de usuarios más cortas; no hay nuevos consumidores porque ven cómo se están desgastando los primeros que entraron en esa droga. Mientras que la heroína, en Estados Unidos, hace olas mucho más largas, porque mata, pero no destruye físicamente con tanta rapidez a una persona. Da miedo ver a alguien que empieza a fumar crack y lo empieza a fumar duro, porque adelgaza y en dos semanas ya su ropa se le está cayendo. La gente del barrio decía que había que mirar el culo del pantalón, y cuando estaba medio caído, concluían: “Mira, está fumando crack”. Cuando me iba por un tiempo de El Barrio y volvía, la gente se olvidaba que era flaco, me miraban asustados y me preguntaban “por qué estás tan flaco”. Temían que les dijera que había empezado a fumar crack

Tomado de la revista Ñ,
http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/filosofia/blanquito-Harlem_0_349165281.html

Historia de America(Estados Unidos) por el History Channel


Ayer vi el primer capítulo titulado rebeldes, visualmente la serie es impresionante pero siento que pierde mucho con los testimonios de Donald Trump, el ex alcalde de Nueva York Giuliani y el actor Michael Douglas,y no es que tenga que hablar un profesor de Harvard(que hay comentarios de varios academicos) pero un actor,un militar o un hombre de negocios no son los mas correctos para comentar sobre la historia de una nacion, además que todos lo que pasa en la joven Estados Unidos cambiaria el mundo, “el mundo nunca sería igual”, “es el momento más importante”, “Este instante cambiara la historia” y así sigue por más de 90 minutos, al principio suena bien pero después de 15 minutos te comienza un dolorcito de cabeza, también note que te llenan de información innecesaria, 90 millones de árboles, 60 millones de bisontes que corrían en la planicies, los colonos eran dos pulgas más altos que su contraparte Europea, y que es lo importante de estos datos. Hay una gran salto de Jamestown hasta la independencia, acaso en 150 años no paso nada interesante en la joven América digno de comentar (la guerra de los siete años), no llegaron españoles a la florida, no hubieron colonos franceses, para esta serie solo británicos llegaron a la joven colonia, las tribus nativas nunca se rebelaron y todos terminaron comiendo el día de acción de gracias y que malos esos casacas rojas, te pasan golpeando por la calle y no te dicen ni un disculpas como quien no quiere la cosa. La esclavitud toma 5 segundos explicarla y así sigue, pareciera que está hecho para una audiencia muy joven, está bien tirar algunos efectos especiales por computadoras pero eso no lo es todo en una serie como esta.


No me mal entiendan la historia de los Estados Unidos de America es muy fascinante, como otras naciones se basan en la conquista, la guerra y algunos crímenes como la esclavitud, por esto su pasado distante nos dice mucho sobre su presente, las bases de igualdad y libertad que inspiraron a la revolución nunca lograron su verdadero fin. Pero puedo un país espiar sus pecados, pues ahí está la historia, su historia contada por grandes historiadores como Paul Johnson, quien nos cuenta la historia de esta nación sin cortes, directa con sus luces y sombras como la historia de todas las naciones, porque definitivamente la historia de los Estados Unidos tiene mucho que enseñar y hay mucho que falta por aprender. Creo que la edicion en español del libro de Paul Johnson esta editado por Ediciones B.

Sobre la serie producida por el History cannel solo puedo decir que no lleno mis expectativas, se mira que bombearon una buena cantidad de dinero pero se quedaron cortos en muchos puntos. Bueno solo es el primer capítulo tal vez se pone mejor en la guerra civil.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Dindi por Frank Sinatra y Jobim

La voz o Ol blue eyes eran algunos de los apodos del fantástico cantante Frank Sinatra, aquí un video de la canción DINDI interpretada por Frank y con los arreglos de Antonio Carlo Jobim, es parte de un álbum donde Sinatra toma varias canciones de Bossa Nova y les da un poco de su estilo, el resultado es algo fantástico.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Nueva traduccion del Dr. Zhivago


Todos estos años he pensado que los escritores rusos son difíciles de leer, y ahora me doy cuenta que lo que he estado leyendo es una mala traducción de la ediciones francesas. Lo bueno es que esto nunca afecto a los buenos escritores, ni esas historias tan seductoras pero también duras como el clima donde fueron escritas, pero hay que decir que no siempre es la culpa del traductor, una labor sumamente importante pero tan mas pagada y subestimada, presionados por los editores a entregar el trabajo así como están para lanzar el libro lo más pronto posible, si tiempo para revisar o darle otra miradita por si algo se les paso, solo tratar de darle el mismo sentido o que se oiga igual a la edición original debe ser toda una proeza. Por todo esto mi problema no es con el pobre traductor sino que la editorial. Pero como verán a continuación no es siempre este el caso, hay momentos en que se unen un buen traductor y una editorial con ganas de hacer las cosas bien hechas.
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El Amor mas fiel de Zhivago.
Rusia, tiempos de revolución, de guerra civil. Blancos, rojos, bolcheviques, mencheviques, zaristas, anarquistas. Entre las bayonetas, la violencia y el terror, desde la pantalla, Omar Shariff y Julie Christie nos hacen sentir en carne y corazón propios una de las más bellas y trágicas historias de amor del cine, la de Yuri Zhivago y Lara, entretejida a partir de la novela «El doctor Zhivago», del Premio Nobel de 1958 Boris Pasternak, que le valió a su autor quedarse a las puertas del Gulag y ser enterrado en vida por las autoridades soviéticas.
Más de cincuenta años después de su publicación, no existía aún una trraducción directa del ruso al español de esta obra cumbre de la literatura del siglo XX. Hasta ayer, más o menos, cuando se presentó en Madrid esta esperada edición, a cargo de Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg, que nace además con todas las garantías, pues su traductora ha sido Marta Rebón, que ya diera en el blanco con su versión de «Vida y destino», de Vassili Grosman.
Desde 1946, Pasternak estuvo metido hasta los tuétanos en su obra, mientras la Academia sueca barajaba su nombre como candidato al Nobel. Pasternak ya estaba entonces en el punto de mira de la criminal maquinaria soviética, y la concesión del premio y la edición del «Doctor Zhivago» acabaron por marcar su apellido en rojo en la agenda de la KGB.
Hace años, alguien incluso aventuró que la CIA (eran tiempos de guerra fría, muy fría) estuvo detrás de aquel premio y que fueron los servicios secretos norteamericanos los que propiciaron la edición en ruso de la obra, aunque ya existían versiones en italiano (Feltrinelli fue el primero en publicarla, en 1957), francés y alemán. Ese alguien se llama Iván Tolstoi, es nieto del autor de «Guerra y paz» y en enero de 2009 explicaba a ABC su tesis sobre los manejos estadounidense en torno al «Zhivago» y el Nobel Pasternak. Dos meses después, también en las páginas de ABC, el propio hijo de Pasternak, Evgeni, desmentía a Tolstoi y aseguraba que «no hay pruebas de la intervención de la CIA en el Nobel a mi padre».
Vía crucis
Las editoriales soviéticas habían negado la publicación de la novela, y periódicos como el «Pravda» la despellejaron: «Es una mala hierba que debemos arrancar». Fue el principio (la continuación, más bien) de un via crucis que, según Evgeni Pasternak, provocaría en su padre, primero un cáncer, y después, en 1960, su muerte.
Por el camino, Pasternak ya había tenido que escuchar la amenazadora voz de Stalin al otro lado del teléfono y ahora veía cómo se le negaba la publicación de sus libros, cómo su musa, Olga Ivinskaya, perdía su trabajo, y él mismo tenía que renunciar a su Nobel y firmar una carta de arrepentimiento, mientras se le escamoteaba el dinero que le remitían sus editores extranjeros.
Ayer, el propio Evgeni Pasternak, su esposa Elena, y Anastasia, bisnieta del escritor, fueron los escuderos de la memoria del Nobel, la memoria de un humanista, de un cristiano, frente a una de las maquinarias más crueles de la Historia, el estalinismo. «Después de la concesión del Premio Nobel —recuerda Evgeni—, el PCUS montó un gigantesco oleaje de ira popular muy bien organizada y manipulada contra mi padre. Recuerdo que, tras renunciar al galardón, lo vi caminando con la cara desfigurada, como si le hubieran roto el espinazo. Dos años después moría. Fue una persecución injusta contra una persona que quiso aportar a la Humanidad todas sus ideas y sus creencias».
Evgeni también subrayó que no «hemos recibido nunca ningún apoyo de las autoridades» y no alberga dudas de que la película y la novela «no tienen nada que ver». Su esposa Elena lo tiene más claro: «Peor aún es la versión rusa, un culebrón de doce capítulos sin pies ni cabeza».

Por Manuel de la fuenta para el periodico el ABC,