sábado, 29 de agosto de 2009

Maestro de biógrafos

Un pequeño articulo de Carlos Garcia Gual, catedrático de filología griega en la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en antigüedad clásica y literatura.
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CARLOS GARCÍA GUAL 29/08/2009
Plutarco dice que el biógrafo debe actuar como un buen pintor que observa y resalta la expresión de los ojos y el rostro para reflejar sus rasgos personales de su modelo. Escudriña "los signos del alma", esos gestos en los que el carácter individual se revela en el decurso de una vida e imprime su huella en la historia. Una biografía es un fino retrato post mortem, que permite evaluar psicológica y éticamente una trayectoria vital, y recuerda un perfil humano irrepetible. Biografía es palabra griega, pero no de época clásica (aparece tarde, en el siglo V después de Cristo); los antiguos denominaban bíos (vida) a este género literario. Plutarco señala con acierto que al biógrafo le interesan menos los sucesos externos que las palabras, las vivencias y los actos singulares de sus héroes; al historiador le deja la descripción de las batallas y conflictos sociales. Una biografía debe albergar las mejores anécdotas, los gestos decisivos, el ingenio y el talante que definen para siempre a sus protagonistas, ejemplares héroes en el teatro de la historia. Gran lector de textos históricos, Plutarco trató de ser sólo un buen biógrafo, es decir, un retratista de las grandes figuras del pasado de Grecia y Roma. A la vez fue un moralista que evalúa conductas, analiza virtudes y defectos, y resalta la areté heroica y el destino trágico de sus personajes. Situó hábilmente en parejas las vidas de griegos y romanos, en la variada serie de sus Vidas paralelas (Alejandro y César, Demóstenes y Cicerón, Demetrio y Antonio, etcétera) para contrastar sus perfiles en sus contextos históricos.

Esas casi cincuenta Vidas paralelas forman una galería de retratos de vivaz dramatismo e intenso patetismo, lo que no sólo proviene de la turbulenta escena y sus grandes actores, sino también del talento narrativo del escritor. En él culmina el arte de la biografía. Plutarco ha sido uno de los clásicos más editado y leído desde el Renacimiento hasta finales del siglo XIX, y tuvo numerosos y grandes admiradores -desde Erasmo, Montaigne y Shakespeare hasta Goethe, Rousseau, Napoleón y muchos más, que admiraron la antigüedad como el escenario de los grandes héroes de Plutarco.

Ahora tenemos, por fin, una traducción actualizada de las Vidas paralelas (y de las Moralia) de Plutarco. Acaba de publicarse el tomo VII y se anuncia el último, el VIII, de la versión completa, anotada y bien prologada en la Biblioteca Clásica Gredos. Traducir la extensísima obra es una ardua tarea, incluso cuando se hace entre varios. Ésta sustituye a la meritoria versión de Ranz Romanillos (de 1830) y pone al alcance de los lectores una traducción fiel, precisa y anotada, como el gran autor se merecía.


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Plutarco nace en la región griega de Beocia, probablemente durante el gobierno del emperador romano Claudio. Realizó muchos viajes por el mundo mediterráneo, incluyendo uno a Egipto y dos viajes a Roma. Gracias a la capacidad económica de sus padres, Plutarco estudió filosofía, retórica y matemáticas en la Academia de Atenas sobre el año 67.

Algunos de sus amigos fueron muy influyentes, incluyendo a
Soscio Senecio y a Fundano, ambos importantes senadores y a los cuales dedicó algunos de sus últimos escritos. La mayor parte de su vida la pasó en Queronea, donde fue iniciado en los misterios del dios griego Apolo. Sin embargo, sus obligaciones como el mayor de los dos sacerdotes de Apolo en el Oráculo de Delfos (donde era el responsable de interpretar los augurios de la o las pitonisas del oráculo) ocupaban aparentemente una parte pequeña de su tiempo. Llevó una vida social y cívica muy activa, además de producir una gran cantidad de escritos, parte de los cuales aún existen.

Más moralista que filósofo e historiador, fue uno de los últimos grandes representantes del
helenismo durante la segunda sofística, cuando ya tocaba a su fin, y uno de los grandes de la literatura helénica de todos los tiempos.

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