lunes, 6 de abril de 2009

El hueso en la garganta de Alá.


La caída de Constantinopla supuso un momento determinante en la historia de Europa, es uno de los temas que nunca me cansan y siempre que hay algún artículo o libro nuevo sobre este gran sitio, me dispongo a leerlo. Así que cuando leí varios comentarios sobre el libro de Roger Crowley, 1453, no dude en dejar la lectura de otro libro por emprender este viaje hacia la caída de la nueva roma.

El libro nos adentra primero en el entorno histórico de ambos imperios, el Otomano, joven y pujante y el Bizantino, viejo, solitario y en banca rota, ambos tenían rencillas desde el inicio del Islam, cuando las tropas de Mahoma trataron en vano de conquistar la ciudad, una ciudad que había aguantado 23 sitios y sus murallas eran en la edad media una de las grandes maravillas de la ingeniería, toda una proeza de la mente humana, aquí el autor explica muy bien como la tecnología tuvo un gran impacto en la caída de la gran ciudad. El joven sultán Mehmet II, tenía mucha admiración por todos los artilugios fabricados en Europa, se rodeaba de ingenieros, arquitectos, filósofos, médicos y artistas de Occidente, le interesaba en especial la artillería, esa no tan nueva arma en los teatros de guerra europeos pero si algo nuevo en Oriente, desde que vio el poderío de estas nuevas armas, aprovecho al máximo su uso, contrato maestros artilleros y mercenarios que pudieran forjar y armar, piezas de artillería en el mismo lugar del sitio, asi no tendría que cargar esas grandes armas desde sitios lejanos. El choque entre las modernas piezas de artillería y las legendarias murallas de Constantinopla fue todo un duelo tecnológico, las murallas representaban una manera de hacer la guerra ya desfasada y antigua, resistir asedios y pedir al todo poderoso su ayuda divina, resulto una combinación mortal para el ultimo bastión del cristianismo, la afrenta de tener, una ciudad cristiana en medio del nuevo imperio Otomano, era el hueso atorado en la garganta de Allah, también llamada la manzana roja, una manzana que atraería piedras para ser cortada y era representada en la mente Otomana en la estatua ecuestre del emperador Justiniano, una estatua que mantenía en una mano un globo, según la leyenda el que tuviera el globo conquistaría el mundo.

Además del aspecto militar y tecnológico, las disputas teológicas entre las iglesias de Oriente y Occidente, habían mellado las relaciones entre estos dos hermanos, la nueva roma y la antigua, el saqueo de Constantinopla de parte de los cruzados durante la cuarta Cruzada (muy bien relatado en el libro de Jonathan Phillips, La cuarta cruzada y el saco de Constantinopla y sin olvidar la novela de Umberto Eco, Baudolino), mantuvieron una distancia entre los salvajes herejes Papistas, las diferencias irrevocables del cisma de oriente, aunque sea por una frase en el credo(Clausula filioque), realmente tenia mayor profundidad en la mente de la Ortodoxia oriental. Estas disputas teológicas y las malas relaciones diplomáticas no ayudaran al pobre Constantino XI Paleólogo, casualmente tenía el nombre del fundador de la ciudad, comenzaría en la figura de Constantino el grande y terminaría con otro Constantino. Se aborda muy bien la preparación de ambos ejércitos, la resistencia de parte de un pequeño ejército de Constantinopla, la influencia de las creencias religiosas de ambos bandos, la vana esperanza de ayuda de parte del Papado, al final pudo mas la corrupción y las diferencias ideológicas religiosas entre los poderes cristianos que el fervor por detener al gran turco, aunque en el ultimo capítulo espera un mayor análisis de las consecuencias e ideas finales sobre este gran episodio de la historia universal, el libro está lleno de anécdotas y comentarios sobre momentos importantes que repercutirían en la relación entre el Islam y el Cristianismo, tal vez el autor deja los análisis para su segundo libro, Empires of the Sea: The Final Battle for the Mediterranean, 1521–1580, también dedicado a las relaciones catastróficas entre estas dos religiones, pero por un periodo más extenso, el siglo XVI. Lamentablemente el libro no ha sido traducido al castellano, esperemos que en algún momento alguna editorial emprenda la traducción de este magnífico libro, muy recomendado por sus nuevos análisis, el autor tiene una óptica mucho más clara y aborda muy bien el mundo alrededor del imperio Bizantino, sus relaciones diplomáticas, con los imperios de Occidente como las relaciones tumultuosas con el Islam, pareciera que este choque actual entre dos culturas tiene sus raíces muy profundas en la historia y lamentablemente no hay nada nuevo bajo el sol que las cambie a corto plazo.


Les dejo el enlace de un ensayo del autor donde explica cómo fue conquistado por la belleza histórica de Estambul, lo cual inspiro su estudio sobre el último gran sitio.
Constantinople/1453, Why I wrote it


No puedo olvidar recomendar también el libro de Stephen Runciman sobre el mismo episodio histórico, un clásico para todos los interesados que nunca termina de pasar de moda, al igual que John Julius Norwich y su historia de Bizancio y John Freely con su historia del serrallo.

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