Por lo general se les representa de varias formas. La más común (y básicamente romana) es la de una criatura mitad hombre mitad carnero, con orejas puntiagudas y cuernos en la cabeza, abundante cabellera, una nariz chata, cola de cabra y un priapismo permanente. A menudo llevan pieles de animales, de pantera (atributo de, por ejemplo, Dioniso).Las representaciones romanas confundían a los sátiros con los faunos, quienes solían tener piernas de chivo. La confusión ha perdurado incluso en obras de arte contemporáneas, como el «fauno danzante» de Lequesne, que es más bien un sátiro.
Grenfell Tower and the Fire of Rome
Hace 7 años
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