lunes, 1 de junio de 2009

Bajo bandera Negra de David Cordingly

No hay personajes en la historia que estén tan rodeados de una aura de romanticismo y aventura como los piratas, agreguémosle el éxito de la serie de películas Piratas del Caribe y las noticias de Piratas Somalíes abordando grandes buques cargueros con el objetivo de pedir un sustancioso rescate, nuestra imaginación sigue volando, imaginamos esos aventureros de espíritu libre que surcan los siete mares, en busca de una presa mas para enriquecer sus grandes bodegas. De seguro que más de alguno de nosotros hemos tenido en mente alistarnos en un barco o galera y buscar un poco de aventura. Este libro tiene por objetivo resolver las leyendas entorno a esta imagen tan popular pero totalmente irreal sobre los piratas, se analiza esta imagen y se compara con el mundo real, un mundo muy diferente al que hemos visto en películas clásicas, por ejemplo el famoso botín por lo general consistía en unas pocas balas de algodón y seda, varios barriles de tabaco, el cable de ancla, algunas velas de repuesto, las herramientas del carpintero y algunos esclavos, estos aguerridos piratas que combatían contra grandes tripulaciones en las aventuras clásicas, en la realidad se lanzaban sobre pequeños barcos mercantes cuyas tripulaciones no superaban los veinte hombres.


Aunque nuestros aventureros adquirieron gran fama por las baladas, melodramas, epopeyas, novelas románticas, relatos de aventuras, tiras cómicas y películas como La isla del tesoro y Peter Pan, esta fama nunca se la merecieron, fueron violadores y vulgares delincuentes que empleaban la fuerza, tortura y muerte para amedrentar a sus presas. El libro se centra en la edad de oro de la Piratería, su enfoque es original y ameno, se cuentan muy bien los motivos reales de la piratería y las dificultades de vivir en altamar, aunque las leyes contra la piratería eran muy duras y sus penas eran muy severas, esto no disuadió a un gran grupo jóvenes para que buscaran fortuna, jóvenes marineros que rondaban los veinte años y lo más probable es que murieran ahogados antes de morir en combate. Dejemos en palabras del autor como era la experiencia de enfrentarse a una horda pirata; Los Hombres y mujeres atacados por los piratas sufrieron en sus propias carnes esta experiencia aterradora. Era una actividad violenta y el ruido del abordaje resultaba ensordecedor cuando la nave pirata lanzaba cañonazos de advertencia, se acercaba y sus pesadas velas se agitaban atronadoramente. Luego llegaba el enfrentamiento con jóvenes rudos, brutales y armados con cuchillos, machetes, hachas de abordaje, hombres que derribaban o acuchillaban decididamente a cuantos oponían resistencia. Llegaba entonces un momento confuso y aterrador, durante el cual los piratas saqueaban la nave, interrogaban al capitán y a los tripulantes y a menudo apelaban a la tortura para arrancarles información. El ataque concluía a menudo con varias víctimas muertas en cubierta o con los cuerpos ensangrentados arrojados por la borda para convertirse en carnaza para los tiburones.

Y así el autor nos presenta la realidad de este mundo tan difícil, sangriento y crudo, aunque no hay muchos diarios de capitanes piratas, el autor se ayuda de las anécdotas en los buques comerciales y de línea para comparar lo duro que era la vida en el mar, desmitifica muy bien los tesoros enterrados en islas, recorridos en la plancha y como eran las operaciones de captura de pequeñas presas. Lástima que solo se aborde el tema de la piratería en el siglo de oro de estas huestes marítimas, la piratería ha existido desde los albores de los tiempos, hubo piratas griegos y romanos, el mismo emperador Julio Cesar fue víctima de un ataque pirata y fue tomado como rehén, molesto con los piratas por pedir tan poco dinero los increpo y pidió que elevaran la suma del rescate. Se narra la corta historia de las dos más famosas mujeres piratas, Anne Bonny y Mary Read, según un testigo durante de juicio llevaban armas y “Eran muy disolutas, juramentaban sin cesar y a bordo están más que dispuestas a hacer lo que fuese necesario”. Además de estas dos señoras tan belicosas, se encuentran las vivencias de Barbanegra, Henry Morgan y Capitán Kidd, pero ninguno de ellos le llegan a los talones a la pirata china, la señora Cheng, quien estuvo al mando de una flota de juncos, que en su apogeo esta confederación rondaba los cincuenta mil piratas. Al final el libro nos demuestra cómo hemos suavizado la imagen del sanguinario y brutal pirata, abundan los testimonios de victimas que terminaban estupefactas al contemplar las borracheras, el lenguaje soez y la violencia gratuita, algo que Hollywood no ha podido ni nunca podrá comercializar, esa nefasta realidad pirata que sobrepasa la típica imagen novelesca, un libro formidable, riguroso pero ameno, se reconstruye muy bien el entorno de la piratería y del siglo XVII. Muy recomendado.

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