El Gótico abre un capitulo nuevo en la historia del arte: el paso de la Edad media al Renacimiento y el comienzo de la pintura profana. Mientras que la ideología del hombre medieval se centraba en el mas allá, el artista gótico se inspira en la vida mima y encuentra una nueva verdad. El descubrimiento de un nuevo mundo de los sentidos da lugar a una concepción de la realidad más placentera y marcadamente afectiva. El desarrollo de la sociedad aristocrática cortesana y la aparición de culturas burguesas propician el florecimiento del gótico y promueven el refinamiento y una renovada elegancia del arte. El nuevo estilo, que no tarda en extenderse por toda Europa, se caracteriza por la delicada captación de los detalles, el animado trazado de la línea, la luminosidad del color y el refinamiento técnico. Las cimas de la época se encuentran en los murales y en las tablas de Florencia y de Siena, con las obras maestras de Giotto, Duccio, los hermanos Lorenzetti, Simone Martini o Fra Angelico, en los vidrios pintados franceses, en los retablos flamencos de Jan van Eyck o Rogier van der Weyden, en las esplendidas iluminaciones de los hermanos Limburg y de otros miniaturistas, en la pintura sobre tabla de las cortes de Praga y de Viena y en el estilo blando de los pintores del norte de Alemania, incluido el encanto de Stefan Lochner.
Una obra que puede que puede representar este periodo es La Virgen de Melun, también conocida como la Virgen con el Niño y ángeles o la Virgen Roja de Fouquet, esta obra forma parte de un díptico elaborado por el pintor de origen frances Jean Fouquet. Está realizado sobre madera, y fue pintado hacia 1450. Se exhibe actualmente en el Real Museo de Bellas Artes de Amberes (Bélgica) Por un tiempo el Díptico se dispuso en la capilla funeraria de Agnès Sorel en la catedral de Melun, con la intención de facilitar la entrada de la misma en el Reino Celestial.
Además de los colores y su estilo, hay algo también muy interesante, la pintura fue comisionada por el tesorero del rey Carlos VIII de Francia, pero algunos historiadores creen que la modelo que sirvió de inspiración para el artista es la amante del rey de Francia, Agnes Sorel(maîtresse en titre), también hay quienes defiende que se trata de la esposa del pintor, Catherine Bude. Regresando a la obra no podemos pasar por desapercibido el pecho izquierdo, libre, al descubierto y perfectamente pintado, un toque muy erótico para su época. Las facciones de la virgen y el niño contrastan con los colores de los ángeles, azules y rojos, ademas de muchos detalles, algo que solo la mano experta de un miniaturista e Illuminista como Fouquet pudo haber logrado.
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